9 de octubre de 2016

Cocinar descalzo

Recuperar el gusto por la cocina es una de tantas cosas que tenía pendientes. Pero, antes que nada, tenía que sentirme cómodo con mi entorno; y es algo que he empezado a hacer hace no mucho tiempo. Lo de volver a cocinar ha surgido con naturalidad y, para mi sorpresa, vuelvo a pasarlo bien delante de la tabla de cortar, los fogones y el horno. Una salsa, un rehogado, un guiso... vuelvo a derramar aceite de oliva sobre los salteados antes de apartarlos del fuego, a disfrutar de las especias y a experimentar con los contrastes y las sorpresas al paladar. Y, lo mejor de todo, veo cómo los comensales disfrutan dando buena cuenta de todo lo que se les ofrece.

Sentir el suelo bajo mis pies descalzos mientras troceo con cariño una cebolla es algo que denota un alto grado de comodidad, una sensación que no tenía desde hace mucho tiempo. Una sensación que espero no me abandone en mucho tiempo.