31 de diciembre de 2010

PASANDO PÁGINA

Un año que se acaba, una década dicen algunos... un día más, pienso yo. Pero el simbolismo del paso de año es ineludible en nuestra sociedad y resulta difícil evitar pensar que haces cada cosa por última vez hasta el año que viene. Ilusos.


Ayer di mi último paseo del año en moto; algo me decía que tenía que sacar a Alita a hacer unos kilómetros, calentar motor y gomas, subirla de vueltas unos minutos, darle una alegría a esos carburadores, que se están aletargando por falta de rutas, y darle unas torsiones a ese metálico esqueleto que no deja de descubrirme sensaciones nuevas cada vez que nos vamos de curvas. Era de necesidad hacer justicia y darle a cada uno lo que se merece: A ella, asfalto y a mi, adrenalina. El frío vino de regalo.

Para el año venidero sigue en pie el objetivo 100.000 (aún lejano), la vuelta a la Piel de Toro sobre dos ruedas, nuestra tercera concentración de verano en Faro (30ª edición, que no es poco) y ver a mi niña a lomos de una VTR250, entre otras muchas aspiraciones.

Me resisto a hacer memoria, como tan habitual es por estas fechas, y rememorar cada acontecimiento acaecido en el transcurso de estos últimos doce meses. Algunos espero olvidarlos y otros los recordaré en su preciso instante, pero no ahora y por gusto. Me quedo con un puñado de fugaces instantáneas de felicidad en compañía de la gente que más quiero, instantes que no necesito recordar, porque nunca me abandonan. Mañana viviré algún otro, y pasado... y será otro día más en un nuevo calendario, pero, por muy escéptico que sea respecto al paso cronometrado del tiempo ¿quién no desea un feliz año nuevo a sus queridos prógimos?

¡ ¡ ¡ FELIZ 2011 Y SALUD, QUERIDOS MÍOS ! ! !

¿Un deseo para los próximos trescientos y pico días? Que no me falten las ganas ni la salud para acabar todo lo que he empezado.

El Retratista Confuso estará un año más con vosotros. Tal vez más...