19 de febrero de 2010

I MISS YOU...

(Te echo de menos desde el primer día).

Es inevitable contar los días que nos quedan por aquí. Más aún cuando sabes que en casa harás mucho bien a quien te espera y desde aquí no puedes hacer nada más que llamar por teléfono y escuchar al otro lado.

40 días y bajando...

Te echo de menos, mi niña.

Os echo de menos.

NOSTALGICO

Con Joaquinito, en casa de Tuti. Qué tardes aquellas!

Recuerdo el día que Alicia llegó a mis manos. Entonces no tenía nombre y era no más que una guitarra pequeña que había ido de mano en mano hasta llegar a mi Tata. Vino en un estuche rígido que, lamentablemente, se quedó por el camino porque pensaron que era demasiado para un niño. A mi me encantaba. Pero Alicia siguió conmigo por muchos años, hasta hoy mismo; y aunque no la tengo conmigo en este instante, esta imagen que me manda una amiga me ha hecho recordar muchas cosas y desear darle a las cuerdas un rato. Una vida.

Lo mejor de la guitarra puede que no sea haberla mal tocado todos estos años. Lo mejor son los momentos con los amigos, las risas, las anécdotas, las canciones que han pasado por nuestos dedos y nuestros labios. La gente. Aquella noche en la sierra de Alcaucín y el Hijo de la luna de Mecano (hijolagranp... jajaja), los interminables ensayos con Paco Soler, las horas con Sergio y El último de la fila, las pachangas de blues con Jimmy, el primer grupo con mi eléctrica Máriel, los interminables intentos de memorizar canciones que nunca he tocado del todo bien, Vivaldi y su Verano, los intentos de Bossa Nova o los tímidos escarceos con el Jazz, las canciones de Chaouen, las pocas composiciones propias... ¿Por qué no seguir?

Alicia necesita unas cuantas reparaciones, las maderas se quiebran, el puente se ha estado levantando durante años. Tal vez sea el momento de restaurarla y dejarla de exposición; o verla quemar en una pira funeraria, con todos los honores, y que alguna más moderna, una Ovation tal vez, le de el relevo, jajaja... Me temo que seguirá conmigo muchos años, aunque sea por nostalgia. Que no soy nostálgico, que es la lejanía que me tiene tonto.