10 de julio de 2009

PREPARATIVOS Y NERVIOS

En realidad no estoy nervioso. Más bien inquieto por todo lo que tengo en la cabeza: Por no olvidarme de nada; por ajustar los gastos a unos mínimos que, seguro, excederemos; por reducir al mínimo los imprevistos; por equipar a Alita con todo sin que se nos quede nada por el camino...
El evento: Faro 2009, 28ª edición de la concentración motera europea más concurrida del verano. Es la primera concentración a la que acudo con moto propia, la primera a la que acudo con Helena, la primera vez que estaremos de camping con la roja, la primera vez que salimos de España sobre dos ruedas... muchas primeras veces que nos convierte en auténticos principiantes, aunque con trece mil kilómetros a mis espaldas no se puede decir que sea un completo novato.
Uno de los handicap a superar en este viaje es el equipaje: Una bolsa sobredepósito, dos alforjas y una tienda de campaña es todo lo que cargaremos (salvo añadidos de última hora). Otro es el reto que suponen los más de dos mil kilómetros que haremos en poco más de una semana: Madrid, Málaga, Vélez-Málaga, Ronda, Faro, Sagres, Lisboa, Sintra... un plan abierto con un sin fin de posibilidades, en función de cómo se encuentren nuestras lumbares y nuestros bolsillos. Y no menos importante es la cuestión térmica: Nos esperan días de treinta y un grados a la sombra, argumento de peso para que evitemos las horas centrales del día y viajemos durante las primeras horas de la mañana, siempre que nos sea posible.
Faro es un reto que nos engrandece. Por lo que a mi respecta me sentiré pletórico cuando haya plantado pie en tierra y pueda gritar ¡Hemos llegado! Y espero, de corazón, que mi niña se sienta, por lo menos, la mitad de ilusionada que yo (que ya es mucho).


Y habrá quien se pregunte ¿Qué fue de la operación? ¿Estás recuperado de la boca? ¿No te duele? ¿Y las heridas de la mano? Mmm... Hace tres semanas y dos días que pasé por quirófano. Ya no hay puntos ni hinchazón pero las molestias aún persisten. Nada de importancia ni que afecte a la conducción. Me preocupa más unas diarreas estivales que la cicatriz, cada día más insignificante. Respecto a la mordedura del perro, ya está prácticamente curada y no ha impedido que siga cogiendo la moto desde el momento en que me dieron el alta por la cirugía. Pueden más las ganas...

Nos vemos en la carretera ;)