24 de septiembre de 2008

23 APAGONES... (o cómo reventar un disco duro en siete horas)

La mañana se ha presentado complicada. Los electricistas parecen formar parte de la plantilla de la oficina; ya incluso les tuteamos y llamamos por sus nombre de pila. La tensión porvocada por el trabajo que se acumula es ya patente; no podemos usar los ordenadores más de cinco minutos continuados, sin que dejen de sucederse los cortes de suministro eléctrico.
Desde el pasado jueves se viene repitiendo la historia, si bien hoy (desde hace un rato) podemos usar casi con normalidad los medios informáticos de que disponemos, encender las luces o disponer del aire acondicionado (ahora que ya no es necesario...). Pero a lo largo de estos pocos días ha quedado patente lo dependientes que somos de la iformática y la electricidad. Si realmente tenemos algún día un problema serio, me veo con grupos electrógenos o generadores a pedales. Es triste que el ser humano, inteligente y habilidoso como es, se cree tanta dependencia de algo tan ajeno a su control. Éso por no hablar de automóviles, petróleo, teléfonos celulares...
Imagina por un momento un mundo sin nada de éso.