30 de abril de 2008

UNO QUE SE MARCHA

Queridos míos: Hoy empieza una larga sucesión de días festivos que pienso disfrutar en compañía de los míos, aunque ello suponga tener que sufrir atascos kilométricos. Es el precio a pagar por no haber planificado mejor estos cuatro días por Málaga ni haber decidido a tiempo entre tren o coche. Nada como unos días con los sobrinos y resto de la familia para desconectar del mundanal ruido de la capital, del bullicio y las masificaciones, el estrés y la rutina. Esos kilómetros me sabrán a nada.
Serán unas pocas horas las que pase en Madrid a mi regreso del puente ya que el lunes, de madrugada, volaremos para Roma. ¡Si! ¡Habrá viaje! Aclarado todo y recobrada la ilusión, no queda más que embarcarse en el avión que nos deje en el aeropuerto de Cianpino, dejar las maletas en el hotel y no parar de caminar hasta que no quede un solo adoquín por recorrer, una sola iglesia por visitar, una sola fuente por fotografiar ni una sola pizza por degustar ;)

Suficiente música en la memoria USB, un puñado de cedés (los de siempre), unas bebidas energéticas para abrirme los ojos de par en par, el celular rebosante de energía, variedad de chicles y caramelos de cítricos, el depósito bien repostado... sólo me falta compañía, pero es que no se puede tener todo... ¿o si?

¡A disfrutar!

(Feliz puente a todos, queridos míos).

LA VISPERA

- Sabes que a esta hora tu cabeza no funciona bien...
- ¿Y qué? La maleta no va a hacerse sola.
- Deberías descansar. Mañana tendrás tiempo de hacerla. Tienes que descansar, vas a conducir quinientos y pico kilómetros...
- Los voy a conducir de todos modos.
- ¿Ves? No razonas. No sabes ni lo que ibas a meter en la maleta.
- Ropa.
- ¿Qué más?
- Si lo supiera no estaría mirándola con cara de bobo... ah, si! Ésto!
- Éso ya estaba en la maleta. (Abrazo.) Estás reventado. Vamos, túmbate, yo haré el resto.
- Eres un cielo. Pero dime ¿No vas a dormir? Has tenido un día duro y...
- La maleta no va a hacerse sola. Y yo no tengo que conducir. (Un tierno beso y un suave empujón que le deja sentado en la esquina de la cama, mirándola.)