27 de diciembre de 2007

UNA NOCHE PRODUCTIVA

"Quien no arriesga no bebe champagne".

Hacía mucho que no veía a Jorge. Lo cierto es que le perdí de vista el mismo día que me dijo que se marchaba a Moscú a continuar con sus estudios de piano. De eso hace ya más de cinco años (más incluso, malo que soy para llevar las cuentas) y hoy le he vuelto a ver y han sido muchas las alegrias: Por saber que sigue bien, que no ha cambiado, que ha mejorado en las artes interpretativas, que se casa a comienzos de año en Moscú, que ya es profesor y funcionario, que no deja de dar conciertos cada vez que se presenta la ocasión...
Y menos mal que nos hemos visto, porque desde hace unos doce años, cuando le vi interpretar una pieza de Chopin en el antiguo conservatorio "María Cristina" de Málaga, hasta hoy, he estado tratando de averiguar de qué composición se trataba sin lograrlo. Y hace un rato, a eso de las cuatro de la madrugada, en mitad de la calle Granada, me ha despejado la duda (no sin antes tener que tararearle algo de la pieza en cuestión): Se trataba del Scherzo nº 2. Y ahora, como loco, a buscar por internet por si doy con ella y puedo volver a disfrutarla.

Estas y otras muchas averiguaciones y diversiones son fruto de una escapada nocturna improvisada y de la ingesta de algunas cervezas y un par de rones con sendas colas mientras oíamos clasicos de The Who, The Smiths o Jethro Tull. Bares, qué lugares...

La frase de arriba es un dicho ruso. Va siendo hora de tomárselo en serio.